Fuente: La Opinión
-
Laura Parga nació en la semana 30 de gestación y con 1.300 gramos de peso. Un cuarto de siglo después, trabaja como enfermera junto a parte del equipo que sacó adelante su vida en el hospital coruñés
El trabajo en Neonatología ya no puedo calificarlo de otra cosa que no sea excelente por parte de absolutamente todos los profesionales, tanto auxiliares, como enfermeras, médicos... de todo el mundo. Terminé la carrera de Enfermería en 2021, empecé en esta Unidad en febrero de 2022 y, aunque ahora tengo una reducción de un tercio de la jornada, porque me estoy sacando el grado de Medicina, cuando llega el verano, me pongo a jornada completa y estoy todos los días, veo la labor de mis compañeros y alucino, la verdad. Nunca he estado en ningún otro servicio donde se trabaje tan bien, ya no solo en cuanto a técnicas o conocimientos, sino con tanta empatía hacia los padres y los propios niños. Es una pasada. Ahora soy consciente de que yo misma estuve en las mejores manos posibles”.
Laura Parga, coruñesa de 24 años, vino al mundo de forma inesperada, en la semana 30 de gestación y con apenas 1.300 gramos kilos de peso, tras haber sufrido su madre una preeclampsia [una enfermedad propia del embarazo que afecta a las arterias que suministran sangre a la placenta] que obligó a hacerle una cesárea de urgencia y que las llevó a ambas a la UCI. Hoy trabaja como enfermera con parte del equipo que sacó adelante su vida en el Hospital Materno Infantil Teresa Herrera (Chuac), incluido el actual jefe de la Unidad de Neonatología del Servicio de Pediatría del Chuac, el doctor José Luis Fernández Trisac, quien fue su médico hasta los 3 años: “No conocí al doctor Trisac hasta que empecé a trabajar aquí y me acerqué a saludarlo, pero en mi casa ha estado siempre muy presente. Mis padres le están muy agradecidos”.
Cuenta Laura que, “desde muy pequeña”, ha tenido “vocación sanitaria”. “Ya de niña, me encantaba ir a los hospitales, preguntarlo todo... y tenía claro que quería trabajar en el ámbito de la salud”, refiere esta joven coruñesa, quien admite que “siempre” quiso “ser médica” porque le “tira mucho la cirugía, operar”, pero no le “dio la nota” para entrar en Medicina, y se matriculó en el grado de Enfermería. “Y me empezó a gustar tanto, que me quedé y lo terminé”, destaca. Así fue como recaló en la Unidad de Neonatología del Materno coruñés, donde lleva ya casi dos años trabajando como enfermera. El mismo lugar en el que pasó los “2-3 primeros meses” de su vida. “Lo de que me tocase hacer las prácticas de Enfermería justo en Neonatología fue pura casualidad y estuve contentísima, porque era lo que quería. Me hacía mucha ilusión, porque los niños me encantan y el trabajo en esta Unidad me llena muchísimo. Ya durante las prácticas me gustó tanto que después, a la hora de solicitar un empleo, directamente pregunté por Neonatología, y justo había un contrato”, explica.