Fuente: Elisa Álvarez (La Voz de Galicia)
Raquel Rodríguez González (Monforte de Lemos, 1982) es la nueva decana de Enfermaría, una facultad que lleva años, décadas, aguardando por un nuevo centro. No es el único objetivo de esta profesional para su mandato, ya que también quiere potenciar dos facetas muy desconocidas para una gran parte de la sociedad: la vertiente académica e investigadora de la profesión.
—Se refirió en su toma de posesión al desconocimiento de las competencias reales de la enfermería, ¿a qué se refería?
—Vemos que la percepción de la gente se va hacia lo puramente asistencial. Quedó muy patente con las vacunas y la pandemia, y gran parte de la sociedad no es consciente de que estamos en la universidad dando clases, gestionando recursos humanos, recursos materiales, y haciendo investigación. Un porcentaje importante, cuando se le pregunta quién debe formar a futuras enfermeras, cree que cualquier profesional sanitario. Además de ponerse el foco en lo asistencial, se piensa en una asistencia con baja autonomía y responsabilidad.
—De mero cuidado.
—Una asistencia muy poco científica, parece una labor de acompañamiento, y de hecho hay gente que a veces no comprende por qué hacen falta estudios universitarios. Lo que aprende la enfermera en su formación está basado en evidencia científica. Además se percibe poco la labor de gestión e investigadora. Y en la parte asistencial se cree que está supeditada a otros profesionales en lugar de vernos como un equipo. Nos cuesta muchísimo que la gente comprenda que una enfermera hace el doctorado.
—Facultades como la de Medicina tienen serios problemas para encontrar profesores, ¿ocurre lo mismo en Enfermaría?
—Nos cuesta mucho que se quede gente para hacer una carrera académica e investigadora. Por dos motivos, primero porque no lo tienen en mente. Pero esta es una vía que durante mucho tiempo, y si quieres toda la vida, es compatible con la asistencial. Hay contratos que permiten vincular asistencia y docencia, y de hecho es muy positivo para algunas materias con contenido clínico. Y el segundo motivo es que saben que ahora mismo hay muchísima demanda laboral a nivel asistencial, de hecho llegan a la facultad para hacer posgrados y doctorados más mayores, cuando están más estables y tienen claro en qué área les gustaría investigar, pero a los jóvenes les cuesta enfocarse.
—¿Es real esa inserción laboral? ¿Salen con un contrato?
—En verano la inserción es plena. Cuando termina junio la nueva hornada es muy necesaria. Durante el resto del año es un poco menor, pero de todas formas el momento es muy bueno. Otra cosa es que puedan trabajar en la unidad que quieren o con la estabilidad necesaria, ya que las condiciones siempre son mejorables.
—¿Pero han mejorado? Hace años en enfermería las condiciones eran muy inestables.
—Me llega feedback en los dos sentidos, graduados que dicen que sí, sobre todo en determinadas especialidades para aquellos que hacen el EIR, y gente que está más frustrada porque dice que no ha mejorado tanto.
—¿Qué retos se propone en su mandato?
—Hay dos importantes. Uno es intentar incrementar los acuerdos de movilidad, sobre todo tipo Erasmus, que tienen una dificultad añadida por la diversidad de estudios que tiene enfermería en los países europeos, ya que en algunos incluso no es un grado universitario. Estamos trabajando tanto para que vengan alumnos como para que salgan. Otro reto importante es acabar de implementar el nuevo plan de estudios. Hicimos una revisión tras más de diez años de implantación del plan Bolonia, arrancamos el pasado curso en primero y este comenzó en segundo.
—¿Qué novedades incorpora?
—Por un lado hemos eliminado las asignaturas de carácter anual, que dificultaban el seguimiento durante todo el año, y ahora son todas semestrales. Otros dos cambios muy importantes son incorporar una asignatura que se llama Salud, género y retos sociales en enfermería, que introduce la formación en perspectiva de género en salud, y otra asignatura que nos parece muy interesante es de prácticas de investigación. Nuestras asignaturas son de Prácticas clínicas, que representan el 35% de todos los créditos, pero hemos introducido una, inicialmente de carácter optativo, para realizar prácticas en centros de investigación biosanitaria, donde hemos observado que hay un incremento de estudiantes que se animan a esa vía.
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