Fuente: La Voz de Galicia
Uno de los compromisos del nuevo conselleiro de Sanidade, Antonio Gómez Caamaño, era poner fin al conflicto que desde hace meses los colegios médicos y el Sergas mantienen en torno al XIDE (acrónimo de xestión integral da demanda en equipo). Es el sistema para dar citas en los centros de salud que comenzó a aplicarse de forma progresiva a finales del año 2021. Tras dos encuentros, la Xunta y los médicos han llegado a un acuerdo y este programa se seguirá aplicando, pero con algunos cambios que han logrado el visto bueno de los profesionales. La principal novedad es la voluntariedad, es decir, será el jefe del servicio de atención primaria quien decida si lo usa y cómo. Desde la Xunta explican que este será el responsable «de determinar su grado de usabilidad, adaptabilidad y seguimiento en los centros de atención primaria, y siempre dentro de sus competencias».
Es decir, será el médico responsable quien tenga la última palabra, no solo de si se utiliza o no el XIDE, sino de su nivel de implantación. Este es el gran cambio, ya que los colegios médicos veían este algoritmo como un «sistema perdido» del que nadie se hacía responsable. Ahora se integra en la asistencia sanitaria y será un profesional quien asuma esta coordinación para garantizar su seguridad y fiabilidad. El jefe de servicio también será el responsable del flujo asistencial que genera esta herramienta en un marco de autogestión, y se incorporarán nuevos miembros, cuatro, propuestos por los colegios de médicos al comité de evaluación y seguimiento del XIDE.
El quid del acuerdo está en implicar al personal sanitario en la gestión de este algoritmo. Y será el jefe de servicio quien, aplicando su capacidad de autogestión, decida cómo. Todas las cuestiones burocráticas podrán ser gestionadas directamente por el personal administrativo, y las asistenciales, por un sanitario, bien personal médico, de enfermería o en rotación, pero siempre decidiendo en último caso el jefe del servicio.
El conselleiro de Sanidade (que era médico en ejercicio hasta su incorporación a la Xunta el mes pasado) mostró su satisfacción por este acuerdo, que se alcanzó tras dos reuniones con los colegios, la última este miércoles. «El consenso —dijo— está basado en un punto de encuentro fundamental, considerar el XIDE como una herramienta más de gestión clínica en los centros de salud. Bajo la competencia del jefe de servicio, será él quien determine su utilidad, aplicación y seguimiento». Caamaño insiste en que «quedará exclusivamente bajo la competencia de los jefes de servicio».
Los médicos, por su parte, están satisfechos con un acuerdo que da seguridad a este sistema de citas. «Se habla mucho de la autogestión, y este es un ejemplo», explica Eduardo Iglesias, presidente del Consello Galego de Colexios Médicos. Apunta que no es lo mismo un centro de salud rural, en donde probablemente ni sea necesario el XIDE, que uno urbano, con mucha demanda, que sí precise una ordenación. De esta manera será el jefe del servicio quien tome la decisión de aplicarlo o no y, en el caso de hacerlo, con qué personal al frente. «Será el responsable quien desarrolle la actuación del programa y decida quién está al frente de la parte clínica», concluye Iglesias. La Consellería asegura que habrá reuniones periódicas con los colegios para hacer un seguimiento de lo acordado.
Un sistema que arrancó a finales del 2021 en Culleredo y Lugo y que acabó en los tribunales
¿Puede indicarme cuál es su motivo de consulta? Este es el punto de arranque del XIDE, que empezó a probarse en octubre del 2021 en dos servicios de atención primaria de Galicia, en centros de salud de Culleredo y Lugo. Lo hizo para ordenar la demanda y que no recayesen en el médico de familia consultas que no le corresponden. Progresivamente se extendió al resto de los centros de salud, hasta que en marzo del 2023 se convirtió en modelo único.
Un equipo de más de 40 profesionales definió en un principio más de medio millar de motivos de consultas —después se incrementó—, y, en función de la respuesta que el paciente dé al administrativo, la aplicación lo orienta al profesional más adecuado y le propone una cita urgente, inmediata u ordinaria.
El sistema generó quejas desde su puesta en marcha. Una de ellas, por la confidencialidad de los datos de salud de los pacientes, ya que el usuario debe decir al administrativo, habitualmente en una cola en la que escuchan otras personas, cuál es el motivo de su consulta. Pero la principal se refería al algoritmo que aplica —en función de lo que diga el paciente— una prioridad en la cita y un profesional para la atención. Los colegios médicos veían en esto un triaje encubierto, competencia exclusiva del personal sanitario. Recurrieron judicialmente, pero el TSXG dio la razón al Sergas.