"Formar un médico son 10 años; Enfermería debe asumir nuevas competencias"

Fuente: Redacción Médica

  • Carlos Rus, presidente de ASPE, analiza los retos de la sanidad privada: "Se nos menosprecia solo por ganar dinero"

La sanidad privada representa el 3,1 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) de España, el 30 por ciento del gasto sanitario total y algo más del 40 por ciento de las intervenciones quirúrgicas que se realizan en el país. Además, el seguro de salud no para de crecer, acercándose cada vez más a las cifras del seguro de automóvil. Si bien, el presidente de la patronal, Carlos Rus, lamenta que en vez de tomar de referencia estas cifras, se esté "menospreciando al sector" por una mera cuestión ideológica.

"La sanidad privada se está utilizando como arma arrojadiza desde el punto de vista político", señala en una entrevista concedida a Redacción Médica. En esta conversación, el presidente de la Alianza de la Sanidad Privada Española (ASPE) repasa los principales problemas que enfrenta el Sistema Nacional de Salud (SNS), como las listas de espera y la escasez de profesionales. Para ellos, propone soluciones como un gran plan de choque, el impulso de las homologaciones de títulos de médicos o ajustar las competencias profesionales.

Hace pocos días que el Ministerio de Sanidad oficializó la convocatoria de 11.943 plazas de Formación Sanitaria Especializada (FSE) para 2025, de las que 9.007 plazas son para el MIR. Para formar a un médico hacen falta diez años, por lo que la escasez de profesionales se agudiza. Rus propone que ciertas tareas que hace el médico las lleve a cabo la Enfermería. 

También aborda el momento por el que está pasando el modelo Muface, del que considera que "tiene los días contados" si no se incrementa su presupuesto.

¿Cuál es el estado de salud de la sanidad privada en España? ¿Tiene nuevos desafíos con respecto al año pasado?

La sanidad privada es un arma arrojadiza desde el punto de vista político. Pero para hablar de ella hay que hacerlo con datos, porque dan una medida muy clara de lo que aporta el sector y con ellos se evitan valoraciones subjetivas que poco tienen que ver con la realidad. Si hablamos de sanidad privada estamos hablando del 30 por ciento del gasto sanitario; del 3,1 por ciento del PIB; de algo más del 40 por ciento de las intervenciones quirúrgicas; de más de 400.000 profesionales de alta cualificación; y de un sector puntero en el ámbito tecnológico.

Además, el seguro de salud está creciendo a un ritmo muy fuerte. Hay 12,6 millones de ciudadanos que tienen un seguro de salud y hemos pasado de crecer 350.000 asegurados al año al medio millón.

En lo que se refiere a la colaboración público-privada, hemos pasado del momento del Covid, en el que la sanidad pública y privada eran reconocidas como una sola, y ahora de nuevo nos vemos siendo una piedra arrojadiza en el ámbito político. La sanidad se encuentra en el debate político de una forma muy candente. Circunstancias como las listas de espera están provocando enfrentamiento y es ahí donde está la palanca de si se colabora o no con la privada. Y, en muchos ámbitos, colaborar con la privada es algo que se critica.

Que esto ocurra en un momento en el que tenemos más de 800.000 pacientes en lista de espera quirúrgica nos hace pensar que volvemos a la prehistoria. En un momento en el que parecía que esto ya estaba superado, que ya se había dado el reconocimiento y el respeto que se merece el sector, volvemos a ser fruto de un debate político que concluye en que un paciente sea peor atendido y se agraven sus circunstancias y las de su enfermedad. Apostamos por modelos alternativos, donde no se nos derive ese punto de vista económico, sino actividad, que se nos derive a aquellos pacientes que tengan un tercero obligado al pago.

Si hablamos desde el punto de vista del paciente privado, se mantiene de una forma más o menos estable. Ha aumentado mucho la demanda en salud mental y estamos incrementando plazas y posibilidades. Es un momento curioso, porque el sector va bien, sin embargo, la saturación que tiene el ámbito público que viene desde el Covid se sigue sufriendo y se ha hecho el trasvase al ámbito privado.

Es decir, antes teníamos un paciente que era usuario de la pública y que tenía la privada como complemento. Ahora esto se ha polarizado: el paciente de lo público es muy de lo público y el de lo privado nos utiliza prácticamente para todo. Esto ha generado que en urgencias haya que esperar más y da la sensación de que la privada está saturada. No es así en el ámbito del especialista ni del quirófano. Por eso seguimos tendiendo la mano a la colaboración con la pública para atajar las listas de espera.

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