Fuente: Diario Enfermero
El Ministerio de Sanidad considera que «el contexto actual hace que, por primera vez en muchos años, la posibilidad de incorporar a la población mutualista a la asistencia sanitaria pública sea una opción tanto viable como razonable»; y propone la incorporación gradual y estratificada de las personas mutualistas de MUFACE con la excepcionalidad de aquellos pacientes en situaciones críticas para lo que plantea una renegociación temporal tras la prórroga.
Esta es la principal conclusión del informe ‘MUFACE: del seguro privado al Sistema Nacional de Salud’, dado a conocer este lunes por el departamento que dirige Mónica García, elaborado tras quedar desierto el pasado mes de octubre la cobertura sanitaria a los funcionarios mutualistas los próximos dos años por parte de las aseguradoras privadas.
Mayor profundidad
Aunque admite que, en caso de tomar la decisión de incorporar a esta población, «habría que trabajar en estudios posteriores en mayor profundidad haciendo uso de los sistemas de información sanitaria disponibles en colaboración con las Comunidades Autónomas e INGESA», el informe deja claro que «el modelo MUFACE en la actualidad no es sostenible, ni siquiera con un aumento importante de la cápita».
Básicamente lo motivos para esta situación son, según señalan, que las aseguradoras privadas no aceptaron las condiciones del Gobierno y el envejecimiento de la población mutualista, que eleva los costes y dificulta ajustes futuros. Por estos motivos propone que se garantice la continuidad asistencial, calidad y seguridad, especialmente en casos críticos como son pacientes oncológicos y en fase final de vida; y aprovechar las fortalezas del Sistema Nacional de Salud (SNS), como la Atención Primaria, para mejorar la atención.
Para el Consejo General de Enfermería, «esta decisión supone un cambio drástico y un reto para el sistema sanitario». «Nos genera cierta preocupación. Las listas de espera en muchos procesos son preocupantes y resulta evidente que una incorporación masiva de nuevos usuarios al sistema público impactará negativamente en la asistencia sanitaria. La sanidad ya arrastra una infrafinanciación histórica que siempre hemos denunciado, pero ni resolviendo ese aspecto económico el panorama es mucho mejor. España carece, como hemos evidenciado en nuestros estudios, del número de enfermeras y enfermeros que se requiere para atender a la población. Sólo para rozar la media europea hacen falta 125.000 profesionales de Enfermería más, y ese volumen de enfermeras no llega de un día para otro, pues no es que estén en el paro -si bien hay muchas que han emigrado al extranjero- sino que no salen suficientes de las universidades por falta de plazas. En resumen, se trata de un problema estructural muy grave. El sistema está muy tensionado, sin un cambio radical de enfoque y una inversión adecuada la asistencia se va a resentir, y mucho», apunta Florentino Pérez Raya, presidente de las más de 345.000 enfermeras y enfermeros de España.
Transferir a las CC.AA.
El informe también valora incrementar la financiación a las aseguradoras privadas, aunque se considera esta opción podría ser «insuficiente» ya que las aseguradoras demandan un incremento superior al 40% respecto a las condiciones actuales de financiación; «insostenible» porque no hace frente a la dinámica de largo recorrido de envejecimiento de la subpoblación de mutualistas de MUFACE; e «inequitativa» por suponer incrementos porcentuales que serían «impensables en el ámbito de la provisión pública directa».
Optar por esta iniciativa significa «postergar una decisión que habrá que tomar antes o después». Por tanto, propone la prórroga de 9 meses del concierto actual, durante la cual el Sistema Nacional de Salud (SNS) se encargaría de la provisión sanitaria a los mutualistas de MUFACE; y la incorporación gradual de los pacientes al SNS, priorizando aquellos con tratamientos crónicos complejos.
Plan de transición
Se elaboraría un plan de transición para asegurar la continuidad en la atención, evitando duplicidades y garantizando calidad en los servicios; durante los primeros 4 meses, se mantendría un compromiso de lista de espera quirúrgica cero; y, además, se implementaría un plan de comunicación para informar a la población sobre la nueva situación.
En este plan deberán identificarse los pacientes inmersos en procesos terapéuticos que «precisen continuidad y que deban ser de los últimos en ser traspasados al sistema sanitario público». En este tipo de pacientes, en el caso de existir alguna contraindicación absoluta a la transferencia de su asistencia sanitaria, como es que estén en situación de final de la vida o muy alta complejidad en procesos oncológicos, se podrá valorar una vía excepcional de renegociación temporal de un aseguramiento extraordinario que permita la prórroga durante un año más allá de la extinción de la prórroga.
En cuanto a la financiación, los fondos destinados a las aseguradoras se transferirían a las comunidades autónomas para su inversión en los servicios autonómicos de salud, con un carácter finalista durante los primeros 3 años.