“Las enfermeras debemos tener un conocimiento científico profundo sobre vacunas e inmunizaciones, que no son lo mismo. Administrar una vacuna no lo puede hacer cualquiera. Las enfermeras tienen que estar en los puestos de gestión y de decisión para desarrollar estrategias de vacunación que puedan proteger a la mayor parte de los ciudadanos, tengan la edad que tengan. Conocemos el día a día y estamos cada vez más formadas científicamente”, destacó Marina Moreno, enfermera de atención primaria y miembro del comité de ANENVAC (Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas).
En la jornada se promovió “un mejor conocimiento de las vacunas, sobre todo de las novedades en enfermedades respiratorias y frente al herpes zoster, una enfermedad con alta prevalencia que recientemente ha incorporado la prevención a través de una muy buena vacuna, eficaz para adultos y personas vulnerables”, señaló Marina Moreno.
La vacunación y la inmunización están en permanente evolución, lo que exige que las enfermeras estén siempre al día. “Hemos presentado un manual práctico de vacunación, desarrollado por enfermeras para enfermeras. Con este manual conseguimos estar al día. Las enfermeras a veces no tenemos dónde encontrar recursos cuando los necesitamos. Este manual es una joya”. Para Marina, la formación debe ser constante porque todo cambia día a día. “Se acaba de actualizar la vacunación frente al herpes zoster y entran nuevos grupos de riesgo en la vacunación. La investigación evoluciona. Es muy importante que las enfermeras entendamos cómo funcionan las distintas vacunas para así entender el porqué de las estrategias vacunales y porqué se incorporan en los calendarios para proteger a determinados grupos de población. Cada vez vamos a disponer de más vacunas. La población adulta, por ejemplo, se tiene que ir incorporando poco a poco a la cultura de la inmunización y de la vacunación que hemos tenido siempre con los niños. No nos tiene que extrañar que una persona adulta se pueda proteger mediante vacunas.”
Marina quiso recordar la diferencia entre vacunación e inmunización. “Ambas tienen el mismo objetivo, que es la protección del individuo. A través de la vacunación se consigue que el propio individuo genere sus anticuerpos, sus defensas. Con la inmunización se los damos, por ejemplo los anticuerpos monoclonales que utilizamos como protección frente al Virus Respiratorio Sincitial en los lactantes menores de seis meses. Por debajo de esa edad, el sistema inmunitario no tiene capacidad de funcionar adecuadamente frente a las vacunas. Esos anticuerpos decaen con el tiempo. La vacuna consigue generar una memoria inmunológica. La vacuna dura porque el sistema recuerda frente a futuras exposiciones a ese agente patógeno", finalizó Marina.