En el Día Mundial del Niño Prematuro, conversamos con Alba Sánchez, enfermera asesora de lactancia en la Unidad Neonatal del CHUAC. Con una trayectoria que se remonta a 1996, Alba comparte su camino hacia su especialización, impulsada por la inquietud de reconciliar el conocimiento profesional con la experiencia personal como madre. La enfermera señala el papel fundamental de la lactancia materna en el cuidado de los recién nacidos, desmitifica conceptos erróneos y ahonda en la importancia de ofrecer un apoyo efectivo a las madres lactantes. Además, Alba nos cuenta cómo la lactancia se convierte en un pilar esencial para los bebés prematuros y sus familias.
Alba, cuéntanos sobre tu experiencia como enfermera especializada en lactancia en el servicio de maternidad, ¿cómo llegaste a dedicarte a este campo?
Soy enfermera desde 1996 y todos mis contratos han estado siempre vinculados al área pediátrica. Trabajando con madres lactantes, había caído en mis manos un libro que me impactó mucho cuando lo leí. No tenía nada que ver lo que decía este libro con el conocimiento que trataba que las madres adquirieran en referencia a la lactancia. Me impactó mucho, recuerdo que lo dejé en la estantería de la biblioteca y cuando nació mi hija Jimena, en 2008, y empezamos con la lactancia, el comportamiento de mi hija me recordaba a ese libro. Lo recuperé, volví a leerlo y vi que era tal cual el comportamiento de mi hija. No cuadraba lo que, como profesional, decía a diario con lo que era la lactancia. A raíz de ahí, me sentí muy mal porque me dije: ¡cuántas lactancias he contribuido a estropear! Así nació mi interés por esta disciplina dentro de nuestra profesión.
La lactancia materna es un tema clave en el cuidado de los recién nacidos. ¿Podrías compartir algunas ventajas y beneficios? Tanto para la madre como para el bebé.
Desde 2019 me dedico en exclusiva a la lactancia y ya desde hace un tiempo decidí que me negaba hablar de la lactancia en esos términos, porque la lactancia es el alimento de nuestra especie y no tenemos que justificar porqué hay que tomar leche materna. La lactancia materna es un derecho humano reconocido desde 2016. Nosotros, como agentes de la salud, tenemos la obligación de protegerla y promocionarla. Lo que hay que contarles a las familias es cuáles son los riesgos de no alimentar a sus hijos con leche materna, que los hay, y son muchos. Cuando manejemos la lactancia de esta manera, las madres, las familias tomarán una decisión informada.
Sabemos que en torno a la lactancia hay muchos mitos, ¿cuáles son algunos de los problemas comunes con los que te enfrentas con las madres lactantes y cómo las apoyas?
Nos estamos encontrando una intención de lactancia muy elevada en las familias, pero realmente el conocimiento que traen no tiene nada que ver con el manejo de este tipo de alimentación. Muchas veces son conscientes de ello cuando tienen a su bebé en brazos. A esto hay que añadirle el miedo al cuidado, el cuidado básico del recién nacido, como bañar al bebé, como cambiar un pañal… Y si a eso le sumamos el período tan vulnerable de la madre en el puerperio, pues hay veces que tenemos que ser, como agentes de la salud, muy estrategas para no presionar a la madre y que en un tiempo muy corto adquiera un conocimiento para el que no está capacitada en ese momento. Hay que acompañarla en el tiempo, proporcionando estrategias para que su capacidad de producción no se pierda y que su bebé esté bien alimentado. Tenemos que dar mucho apoyo y ver, valorar, cada familia, que necesidades tiene. A lo mejor, acortar la frecuencia de visitas al centro de salud o el manejo en el hospital. Lo que siempre hacemos es un análisis de lo que partimos y ahí nos encontramos muchísimos mitos que traen las madres. Me atrevería a decir que casi el 100% de las madres presentan algún mito de lactancia que en vez de ayudarles, pone en riesgo su lactancia materna. Es muy importante que hagamos educación sanitaria durante la gestación, porque observamos que las madres llegan al hospital con un conocimiento muy deficiente en cuanto a este tipo de alimentación, y luego un acompañamiento durante el puerperio inmediato.
Para las enfermeras que están en contacto directo con las madres lactantes ¿podrías dar algunos consejos prácticos sobre cómo ofrecer ese apoyo efectivo durante la lactancia?
Formación en lactancia. Si un profesional tiene mitos, no es consciente de que el mensaje que está transmitiendo es erróneo. Llevamos tiempo haciendo formación en las plantillas. Somos una profesión que nos estamos renovando muy a menudo. Lo más importante es la formación y que el profesional que está en contacto con una lactante sea consciente de que tiene que tener conocimientos básicos en lactancia.
Por otra parte, también se necesita ayuda. ¿Cómo pueden las instituciones y lugares de trabajo proporcionar condiciones que faciliten la lactancia? ¿Cuáles son algunos ejemplos de buena prácticas que tú pondrías?
Es fundamental, así lo dice la Organización Mundial de la Salud y el resto de asociaciones pediátricas a nivel nivel internacional, que si queremos que un bebé tome leche materna los seis primeros meses de vida, las bajas maternales tienen que durar seis meses. Independientemente de la baja que pueda tener nuestra pareja, que también es importante el acompañamiento y el soporte, es muy importante que a nivel laboral no tengamos una incorporación antes de los seis meses después de tener a nuestro hijo. Y luego nosotras mismas, trabajadoras, cuando vengamos a trabajar, que tengamos un lugar donde podamos hacer extracción o incluso donde se nos acerque a nuestro hijo para dar el pecho, si eso es lo que deseamos, porque al final eso va a repercutir en nuestro rendimiento, en nuestro trabajo. A nivel laboral se tiene que proteger porque es un derecho de la madre.
El 17 de noviembre es el Día Mundial del Niño Prematuro, ¿cómo afecta la prematuridad al proceso de lactancia y qué medidas específicas se toman para apoyar a estos bebés y a sus mamás?
La lactancia materna dentro de la Unidad Neonatal es uno de los cuidados principales. Al igual que el niño cuando nace debe estar en contacto precoz, ininterrumpido y prolongado con su madre, haciendo el cuidado madre canguro, la lactancia materna es también, a la par, un cuidado estrella del manejo de los niños prematuros. Porque si para cualquier niño la leche materna es el mejor alimento en las primeras etapas de su vida, para un niño prematuro es parte de su tratamiento. Cuando nace un niño prematuro, esos padres tienen miedo, miedo a si su hijo se va a morir, tienen sentimiento de culpa ¿por qué ha pasado esto? y también tienen incertidumbre ¿qué va a pasar?, ¿va a tener alguna secuela?, ¿va a ser un niño “normal”? (ellos lo expresan así). El vínculo se puede ver en peligro. Muchas veces las familias no quieren vincularse mucho con su hijo por lo que pueda pasar. Por eso la importancia del cuidado canguro y por eso también la importancia de la lactancia, porque la liberación de oxitocinas hace que la madre se vincule con su hijo. Esto no quiere decir que una madre que no lo hace no se vincule con su hijo. Pero cuando hacemos extracción, cuando tenemos a nuestro hijo piel con piel, con cuidado canguro, estamos liberando oxitocina y eso va a facilitar el vínculo.
Hablando de nacimientos prematuros, ¿podrías explicar a qué dificultades adicionales os podéis enfrentar las enfermeras y los profesionales de salud en la atención de estos bebés y sus familias?
Para nosotros cuando ingresa un niño prematuro, no sólo ingresa el niño, ingresa una familia. Trabajamos con todos ellos. Lo ideal es que existieran unidades perinatales donde hubiese ingreso conjunto y que no hubiese separación madre-bebé, pero esa es una atención que en nuestro país aún no está implantada. Entonces, lo que procuramos es: puertas abiertas 24 horas, que la madre pueda estar con su hijo y su pareja también, y el facilitar, el integrar a las familias en el cuidado. Es como si formaran parte del equipo. Porque necesitan estar juntos. Los padres y los niños necesitan de esa interacción. Formamos a los padres en los cuidados y los hacemos independientes para que luego en el domicilio pueda ser mejor la adaptación del niño prematuro a la alta hospitalaria. Después, hacemos un seguimiento tras el alta para darle ese acompañamiento.
Un niño prematuro puede ser un problema emocional para las familias, ¿cómo afrontas el aspecto emocional en tu trabajo y cómo apoyas a las madres que puedan estar experimentando ansiedad, estrés o incluso bloqueo emocional?
En la Unidad de Neonatología de A Coruña hacemos una sesión diaria de todo el equipo: cada enfermera responsable de este niño, el equipo médico, la asesora de lactancia, la supervisora de la unidad, las técnicos en cuidados de enfermería. Todos hablamos de cómo evoluciona el niño y la familia. Lo que procuramos es contar o poner sobre la mesa todos aquellos comportamientos que tenemos que saber identificar y que nos dicen que la esfera emocional de esa familia puede estar en peligro. En esos casos, derivar al equipo de psiquiatría perinatal y de psicología perinatal. Es muy importante que integremos a esas dos figuras en los equipos neonatales porque nosotros no tenemos la formación que tiene un psicólogo que puede tener un psiquiatra. Entendemos que cuando nace un niño prematuro, se alteran las expectativas que esa familia tenía del nacimiento de su hijo. Y como te decía, surgen sentimientos de culpa, de incertidumbre, de miedo. En la plantilla estamos formadas para manejar y arropar a las familias en ese proceso.
Fundamental el trabajo interdisciplinario entre el equipo…
Los cuidados, como digo, el cuidado canguro inmediatamente, su pareja igual, la lactancia materna, el poder estar 24 horas con sus hijos… También saber todo lo que rodea esa familia, porque a lo mejor hay otros hijos mayores a los que hay que dar atención. Tenemos que estar pendientes de todo eso, hablar con las familias, que ellos nos expresen sus miedos y preocupaciones. La información, el pase de visita se hace delante de la familia para que vean que no hay nada que ocultar y que lo que se transmite realmente es el estado clínico del niño. Todas esas pequeñas cosas sumadas hacen que una familia se encuentre tranquila en la unidad, arropada por un equipo. Esto es lo que procuramos fomentar.
Hablamos de avances y tecnologías, ¿qué avances has observado tú los últimos años en términos de tecnologías que mejoren el cuidado de los recién nacidos prematuros y el proceso de la lactancia?
Los avances tecnológicos han tenido mucha repercusión en la lactancia. El problema principal del niño prematuro es la inmadurez general de sus órganos, dependiendo de su edad gestacional, de su peso y de si hay o no morbilidad asociada…pues, ese niño va a tener habilidades orales o no. A un bebé de 24 semanas no le puedes poner al pecho a hacer una succión nutritiva, pero sí que ya empiezas el camino de la transición de la sonda al pecho. El camino para que el niño acabe tomando sólo teta empieza con el cuidado madre canguro porque si esa madre, cuando tiene ese niño en piel con piel libera oxitocina, cuando vaya a la extracción la respuesta al extractor va a ser mucho mayor. Antes, a los niños prematuros, muchas veces, había que someterlos a ventilaciones mecánicas invasivas. Ahora la ventilación mecánica es no invasiva, y si ha habido un proceso de maduración previo, a lo mejor no la necesitan y están con oxígeno ambiente, respirando ellos solo sin necesidad de ayuda. Antes éramos mucho más invasivos, entonces todo se retrasaba más.
Y finalmente, desde tu experiencia, ¿qué consejo le darías a enfermeras que quieran introducirse en este campo?
Lo tienen que integrar como parte de su trabajo, como enfermeras especialistas en pediatría, como enfermeras neonatales. Procuramos que todos los futuros profesionales que van a estar relacionados con el área pediátrica integren e interioricen la importancia del conocimiento en lactancia materna porque es imposible como profesionales atender a una lactante y que no tengamos conocimientos en lactancia. A veces nos preocupamos mucho por la tecnología, por el aparataje, por la gravedad de la patología del bebé pero yo siempre les digo a mis compañeros que da igual el motivo de ingreso de un niño en la unidad neonatal. Quien decide el tipo de alimentación es su familia, su madre. Salvo que tenga una situación clínica determinada o, puntualmente, que se indique otro tipo de alimentación, en el menor de los casos, o una contraindicación materna, quien decide es la familia. Nosotros tenemos que estar a la altura para acompañar a esas familias y que tengan claro que la leche materna es salud para la madre y para el bebé. Y, en todo caso, si esa madre decide no lactar que sea porque ella así lo ha decidido después de una información previa, pero no porque el profesional no esté a la altura de poder acompañarla.