España es el segundo país de la Unión Europea con más personas con diabetes en relación a su población, solo por detrás de Alemania. Más de 5 millones de adultos padecen diabetes en nuestro país, una cifra que se ha incrementado en más de un 40 % en los últimos 5 años.
En la lucha contra el avance de la enfermedad, una de las grandes dificultades es el escaso desarrollo de la educación diabetológica. Rosa Nogueira es la educadora en diabetes del área sanitaria de Ferrol. Después de iniciar su carrera como enfermera en el CHUAC y en el Materno-Infantil de A Coruña, Rosa se trasladó a Ferrol, donde su vida laboral transcurrió, sobre todo, en el ámbito hospitalario. Su constante formación le ha permitido dedicarse en la actualidad a formar no solo a pacientes y a familiares, sino también a otros profesionales.
Con este trabajo, iniciamos una serie de entrevistas a enfermeras de las especialiades que protagonizan la campaña Pregunta a tu enfermera, del Consejo General de Enfermería.
¿Cuáles son los principales objetivos de la educación diabetológica?
Destacaría como objetivos fomentar el autocuidado, las habilidades, las competencias y capacidad de autogestión de la diabetes con el fin de mejorar la calidad de vida del paciente y prevenir complicaciones futuras. Es decir, empoderar al paciente y al cuidador en el manejo de su enfermedad. Si reducimos complicaciones, reducimos también ingresos hospitalarios, por lo que para el sistema, la educación terapéutica en diabetes es coste-efectiva.
-¿Qué tipo de información y habilidades enseñas a los pacientes?
Es importante que conozcan su enfermedad, que perciban que pueden vivir sin limitaciones siempre y cuando sean ellos los que controlen su diabetes y no permitan que sea la diabetes la que controle su vida. Es importante que lleven a cabo programas estructurados, empezando por supervivencia y continuando por básico y avanzado, según las necesidades de los pacientes/cuidadores. Mis intervenciones son individuales y grupales, según las necesidades de los pacientes y las necesidades asistenciales en lo que a la intervención grupal se refiere.
¿Qué abarcan estos programas?
-Fisiopatología y tipos de diabetes.
-Técnica de autoanálisis: control de sus glucemias, técnica y registros adecuados.
-Insulinización: tipos de insulina que utiliza, su conservación y cinética básica, zonas de inyección y cómo rotar, técnica de administración de insulina…
-Manejo y prevención de hipoglucemia e hiperglucemia.
-Alimentación: es importante que conozcan los grupos de alimentos y mantengan una alimentación sana y equilibrada. La palabra “prohibido” debería ser sustituida por “ocasional”. Nadie vive a dieta eternamente, si bien debemos hacer hincapié en la importancia del control del peso para evitar complicaciones futuras. Además, debemos conocer el entorno y las condiciones de nuestros pacientes, ya que el precio de la cesta de la compra no se lo pone fácil.
-Hábitos: remarcar la importancia de abandonar el tabaco y el alcohol, aunque esta sociedad nos lo pone muy difícil.
-Ejercicio/actividad física: indicaciones adaptadas a las condiciones y/o limitaciones de cada individuo. No es necesario pagar un gimnasio, sino intentar adaptarse al entorno del paciente. Recomendamos 150 minutos semanales, combinando ejercicio aeróbico con anaeróbico. Hay que tener en cuenta nuestras propias limitaciones como profesionales a la hora de hablar de actividad física, ya que es un campo que no dominamos, pero siempre podemos y debemos buscar información para realizar las recomendaciones adecuadas.
-Cuidado de los pies y prevención del pie diabético: la importancia de una buena higiene, tipo de ropa y calzado, la importancia de las consultas al podólogo. En nuestra área tenemos la suerte de tener la facultad de podología.
-Situaciones especiales: control de la diabetes pregestacional y gestacional. Enfermedad, viajes…
-Complicaciones derivadas del mal control glucémico.
-Tecnologías: uso de plumas inteligentes, sensores, sistemas integrados de infusión de insulina, sus páginas de descarga, además de páginas webs y apps que pueden ayudar en el manejo de la diabetes siempre y cuando seanfuentes seguras de información.
-¿Cuáles son los beneficios de la educación diabetológica para los pacientes y sus familias?
El principal es el buen control de la diabetes. Porque en el fondo se trata de que entiendan el porqué de sus valores de glucemia, para así resolver las distintas situaciones que les pueden surgir en el día a día. Si conocen la causa que las produce, pueden manejarlas, prevenirlas o incluso permitir que sucedan siendo conscientes de qué las produce y lo que conlleva. Hay que tener en cuenta que, en el entorno familiar, una enfermedad crónica, tenga el “apellido” que tenga, no es cuestión únicamente del individuo que la padece, sino también de lo que implica en su entorno familiar. Un buen control glucémico previene complicaciones futuras.
-¿En qué momento de su trayectoria profesional decide dedicarse a la educación y formación en diabetes?
Después de una larga trayectoria profesional, en la que se incluyen el paso por distintas plantas de medicina interna y cirugía, la nueva y la antigua atención primaria y por los inicios de la planta de cuidados paliativos en nuestra área, ya los últimos años los dediqué al mundo de la nefrología y la diálisis. Me siento orgullosa de haber contribuido a la instauración de la Unidad de Diálisis de mi hospital. Después, llegó el momento del cambio y se presentó esta plaza y vi la oportunidad de darle continuidad a la educación terapéutica en una nueva dimensión, un nuevo reto. Realmente no puedo imaginar mi profesión sin los pacientes y sus familias, o aportando mi granito de arena en la formación de otros profesionales. Me siento afortunada, tuve mucha suerte, ya que a lo largo de mi vida profesional siempre hubo profesionales que me enseñaron y me apoyaron, y, por supuesto, muchos pacientes y familiares que contribuyeron a lo que soy hoy en día.
-¿De qué manera te formaste?
Personalmente, creo que la formación debe ser obligatoria y continua, una constante en nuestra vida. No podemos permitirnos quedar atrás, porque nos lo debemos a nosotros mismos, si queremos trabajar con seguridad, y se lo debemos a nuestros pacientes. Esa fue siempre para mí una premisa indiscutible.
A medida que fui pasando por diversos servicios, me fui formando, si bien he de decir que, hasta llegar al servicio de Endocrinología, la formación siempre fue a cargo de la economía de mi familia (incluido un Postgrado en Cuidados Paliativos). Llegada a la Unidad, debido a la complejidad que presenta la diabetes, era necesaria la formación, y de hecho, una de las cosas que más me gustó de la convocatoria de la plaza era la obligación de formación continua a cargo del hospital.
Aunque somos profesionales todoterreno, no tenemos formación específica en todos los campos, por lo que además de apuntarme a todas las webinar, charlas cursos online y presenciales, realicé un curso de experto en el manejo de la diabetes mellitus, convocado por la SED. Posteriormente, el máster universitario “Bases para la atención y educación de las personas con diabetes”, que a mis años supuso un esfuerzo titánico por el nivel de exigencia del mismo, aunque conseguí salir victoriosa y en eso tengo que darle un premio al señor con el que me casé, que aguantó estoicamente mis niveles de estrés, y al apoyo de mis compañeros. También un primer curso de insulinoterapia, asimismo convocado por la SED, además de continuar la formación a día de hoy.
Y, al tiempo, va surgiendo la oportunidad de impartir pequeñas charlas de formación a otros profesionales, que además de obligarme a mantenerme al día, me ayudan a aprender al mismo tiempo de mis compañeros/as compartiendo experiencia y conocimientos.
-¿Cómo es tu día a día?
Mi día a día es muy potente. Mis horarios laborales se prolongan cuando mis siete horas no son suficientes. Soy la única enfermera que se encarga de la consulta de educación diabetológica, lo que supone una gran carga de trabajo, que a medida que pasa el tiempo crece más y más. Además de la agenda de consulta, voy al hospital cuando hay un debut en diabetes, para realizar la educación de supervivencia.
La tecnología y la formación de los pacientes y familiares en su manejo también forman parte del día a día en mis consultas, y conforme van aumentando las prestaciones, el trabajo se multiplica. A esto hay que añadir, la multitud de sesiones tipo webinar o cursos online a los que asisto durante las tardes y sábados incluidos, lo que hace que la jornada laboral sea intensa.
Y, de vez en cuando, se me convoca para alguna charla formativa dentro del hospital, y por fin, conseguí empezar a salir a los centros de salud para así conocer las necesidades de los profesionales que en ellos trabajan y unificar criterios a la hora de trabajar con los pacientes y sus cuidadores. Me queda aún mucho terreno por abarcar, pero no me dan las horas de trabajo. Siendo una sola enfermera, las limitaciones están presentes.
-¿Cuál es el perfil de los pacientes que están a tu cargo?
Los pacientes llegan a la consulta de educación diabetológica, siempre derivados por el servicio de endocrinología: bien porque debutan en diabetes, porque quieren o deben mejorar su control metabólico, porque ingresan en el hospital y se descompensan, pacientes que perdieron seguimiento, pacientes embarazadas o que desean gestación con diabetes tipo 1 o 2 previas al embarazo, o pacientes que se inician en las nuevas tecnologías.
-¿Cómo marcha la regulación de la figura de la enfermera de práctica avanzada en diabetes?
En estos momentos, parece que no avanza. Resulta irónico que, en determinadas comunidades autónomas, existe la figura como tal, mientras que en otras comunidades, ni existe, ni esas mismas “EPAS” se les reconocería como tal si cambiasen de comunidad autónoma. Existe un marco competencial definido, ahora falta que se pueda poner en marcha.
La especialidad de médico-quirúrgica (que aún no se ha implementado) es un cajón de sastre, pero hay campos que tienen una especialidad clara como la enfermería nefrológica o la educación terapéutica en diabetes, por poner dos ejemplos. Si la forma de ponerlas en relieve y considerarlas es a través de la enfermera de practica avanzada, adelante.
-¿Cuáles son los avances más destacados en este campo en los últimos tiempos?
La tecnología avanza muy deprisa: sensores, sistemas integrados de infusión de insulina, plumas inteligentes, el mundo de las apps y webs. No te puedes quedar atrás o ya no coges el paso. Yo siempre he sido una “troglodita informática”, pero mi trabajo diario me obliga a actualizarme sí o sí. No es una opción. La formación es necesaria.
-¿De qué forma se aplican las nuevas tecnologías en el cuidado de estos pacientes y cómo afectan a su calidad de vida?
Hoy en día las nuevas tecnologías están al alcance de la población general, si bien es diferente según la comunidad autónoma donde vivas. Las prestaciones no avanzan por igual en su implantación por el mismo motivo, o, incluso, dependiendo de la capacidad asistencial de los profesionales, ya que no siempre es proporcional.
Hay que tener también en cuenta algo que vemos en nuestro día a día. Hoy, gran parte de la tecnología viene de la mano de los smartphones, y no todo el mundo se puede permitir disponer de la última generación de smartphones o cubrir la cuota de internet. Eso limita mucho el uso de las nuevas tecnologías.
Lo que no cabe duda es que mejoran la calidad de vida de los pacientes y sus cuidadores: ayudan a disminuir o evitar los episodios de hipoglucemia, ayudan a controlar las hiperglucemias, gracias a las alarmas, en el caso de los sensores, y/o al funcionamiento de los sistemas integrados de infusión de insulina en su modo automático, que alivian la carga que supone tener que tomar múltiples decisiones diarias, ayudándoles a alcanzar los objetivos glucémicos.
Eso sí, debemos tener presente que son una opción, pero no una obligación para los pacientes/cuidadores. Mientras, nosotros sí estamos obligados a formarnos en ellas para poder realizar nuestro trabajo de la forma más optima.