Pilar Darriba es la enfermera de la Unidad de tabaquismo del Arquitecto Marcide. Diplomada en Enfermería, licenciada en Humanidades y Doctora cum laude por la Universidade de A Coruña, Darriba, que es además académica de número de la Academia de Enfermaría de Galicia y profesora asociada de la Facultad de Enfermería y Podología de Ferrol, nos recuerda que “cualquier medida en la lucha contra el tabaquismo tiene un impacto fundamental: reducir un porcentaje pequeño de fumadores se traduce en muchas vidas salvadas”.
-¿Cuál es el impacto del tabaquismo en la salud pública?
La Organización Mundial de la Salud sitúa actualmente en 1.300 millones los fumadores en todo el mundo. Se calcula, además, que más de 8 millones de muertes anuales pueden relacionarse con el tabaco. Solamente en España, hay más de 60.000 muertes anuales por tabaquismo. Más del 24 % de la población es fumadora (unos 11 millones de personas).
Otra peculiaridad del tabaquismo es que no solamente afecta a los consumidores, sino que el humo generado al fumar afecta también a las personas cercanas y al medio ambiente. La OMS calcula que anualmente se producen 1,2 millones de muertes debidas a dicha exposición. Todo ello conlleva que el tabaquismo se considere la primera causa de muerte evitable en países desarrollados.
-¿Cuáles son los problemas de salud más comunes a los que se arriesgan los fumadores?
Fundamentalmente cardiovasculares y respiratorios, sin olvidar todo tipo de cánceres, ya que, aunque no sean causados por el tabaco, sí los potencia. Además todo tipo de patologías, desde vasculares y dermatológicas hasta urológicas o de fertilidad, entre otras muchas.
-¿De qué forma se involucra la enfermería en la lucha contra los efectos del tabaco?
El papel de todos los profesionales sanitarios es fundamental en la prevención y tratamiento del tabaquismo, incluida, por supuesto, la enfermería. Todos los profesionales pueden y deberían realizar una intervención mínima y oportunista, al tiempo que le ofrecemos ayuda. Una vez que el paciente decida dejar de fumar, podemos ayudarlo en su propósito, con asesoramiento, terapia conductual y seguimiento individualizado, en el que la enfermería tiene un papel muy importante.
Por otro lado, una actividad fundamental de enfermería es la educación sanitaria y la promoción de la salud, mediante la concienciación a la población acerca del daño producido por el tabaco y asesorando e informando sobre tabaquismo, desde su prevención a la deshabituación.
-¿Con cuántas personas estás trabajando en éstos momentos?
Desde que se retomó la consulta de tabaquismo, en febrero de 2022 tras la pandemia, hasta la fecha, han pasado más de 140 personas. Parece un número pequeño, pero a cada paciente se le realiza un seguimiento de aproximadamente un año, siempre que no tengan recaídas, que se puede prolongar a dos años o a veces más.
-¿Llegan convencidos o confían en ti para que los convenzas?
Acuden todo tipo de pacientes, unos convencidos y otros no, con muchos casos intermedios, es decir, que acuden a consulta con muchas dudas: sobre el tratamiento, buscando una “pastilla milagro”, el seguimiento, la dificultad o el miedo a recaer antes de empezar. Existen muchos mitos acerca del tabaco, la mayoría erróneos, pero creídos por muchas personas.
-¿Cuáles son esos mitos?
Algunos han hecho fortuna, pero no se sustentan científicamente. Ni los vapeadores sirven para dejar de fumar, ni el tabaco negro es menos malo que el rubio, ni el tabaco de liar es mejor, ni los cigarrillos bajos en nicotina son menos malos, ni fumar relaja y tranquiliza. También hay temores incomprensibles como que si dejo de fumar, engordo o que dejar de fumar es muy difícil.
-¿Cómo convences a una persona que está pensando en dejar de fumar?
Si no vienen convencidos o tienen dudas, en primer lugar, se las aclaramos y, a continuación, realizamos una entrevista motivacional en la que intentamos aumentar la motivación para cambiar, generando dudas o planteándoles preguntas que les hagan reflexionar. Muchas veces, se necesita más de una consulta para que un paciente tome la decisión de dejar de fumar. Nosotros le intentamos ayudar en ese camino.
-¿Qué porcentaje dejan efectivamente de fumar?
Los datos a nivel de España están entre el 32 y el 38 %, aproximadamente. En nuestra consulta tenemos actualmente un 36 % de éxitos, pero el pasado año llegamos al 40 %, depende del momento en que se analicen los datos.
-¿Hay muchas recaídas? ¿Porqué recaen y cómo se trabaja con éstos pacientes?
Suele haberlas, pero no las consideramos un fracaso, sino que las tratamos como parte del proceso de deshabituación. Algo que incidimos con el paciente, ya que a veces tienen miedo a volver a la consulta después de volver a fumar: piensan que les vamos a reñir, pero nunca es así, y se lo explicamos previamente. Si recaen, en primer lugar, trabajamos el sentimiento de culpa para que vean la recaída como una parte de su proceso y, desde el principio, les enseñamos a enfrentarse a las recaídas. Estas suceden tanto por problemas personales o familiares como por celebraciones o por encontrarse en ambiente de fumadores.
-Ocho de cada diez fumadores empiezan antes de los 18 años. ¿Cómo se conciencia a los jóvenes sobre los peligros de empezar a fumar?
Los programas escolares, ya desde la infancia, son fundamentales a la hora de prevenir el tabaquismo, ya que si conocen sus efectos nocivos desde pequeños, es muy posible que lo trasladen a su vida diaria, tanto familiar como social.
-La industria del tabaco ha reorientado su negocio a la promoción entre el público joven de los cigarrillos electrónicos. ¿Hasta qué punto es un problema de salud pública?
Constituye un problema muy importante, sobre todo porque disfrazan los dispositivos electrónicos, como vapeadores o cigarrillos electrónicos, con sabores o formas habituales entre los jóvenes, vendiéndolos como productos no dañinos o preventivos del tabaquismo. Es totalmente falso, ya que está demostrado que estos dispositivos constituyen la puerta de entrada al consumo de tabaco, además de provocar patologías de difícil curación como EVALI, una lesión pulmonar asociada al cigarrillo electrónico.
-¿Qué te motivo a involucrarte en la educación y prevención del tabaquismo?
Estoy a punto de jubilarme, por lo que he recorrido diferentes servicios en el Hospital, a lo largo de mi vida laboral. Hace unos años, tuve un problema de salud, que me obligó a cambiar de ubicación, hacia las consultas de Neumología. Allí, la Dra. Diego (en aquellos momentos Jefa de servicio), me propuso retomar la consulta de tabaquismo, suspendida por la pandemia. Con su ayuda y la del Dr. Rodríguez-Segade, empecé a formarme, incluido el Curso de Experto en Tabaquismo de la SEPAR, la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica. La verdad es que me pareció muy interesante, y empecé a involucrarme cada vez más en ella. Creo que es una consulta en la que enfermería puede hacer mucho por el paciente fumador, creando un vínculo de confianza para que pueda conseguir su objetivo, y, a la vez, revierta en la sociedad, ganando en salud.
-¿Hay en nuestros hospitales o centros de salud muchas unidades de tabaquismo como la que coordinas en el Marcide?
En primer lugar, yo no coordino la consulta, es una consulta dentro del Servicio de Neumología, que está constituida por un neumólogo y una enfermera, en este caso, estoy yo. Existen consultas especializadas de Tabaquismo en muchos hospitales, a las que se derivan pacientes desde Atención Primaria o desde otras especialidades del propio hospital. Pero todos los médicos especialistas de Atención Primaria pueden tratar al paciente que desea deshabituarse. Su papel es fundamental, así como el de las enfermeras de Atención Primaria.
-¿Cómo ha evolucionado la lucha contra el tabaquismo desde que llegaste a la Unidad?
Llevo poco tiempo en esta consulta, estoy desde 2022, y desde esa fecha han surgido nuevos tratamientos farmacológicos para ayudar en la deshabituación tabáquica, pero lo fundamental es que solamente el fármaco no suele ser efectivo. Es necesario combinar el tratamiento farmacológico con la terapia conductual (está demostrada su mayor eficacia cuando van unidos), y acompañados de un seguimiento por parte de los profesionales.
-¿Es posible una sociedad libre del tabaco?
Sería lo ideal y lo que nos gustaría, pero es muy difícil. No podemos tirar la toalla, ya que podemos hacer mucho para que el consumo de tabaco disminuya, concienciando y educando para la salud a toda la población, especialmente a los más jóvenes.