"Una persona puede ser intervenida por el mejor facultativo del mundo, pero el resultado no será bueno si no recibe los cuidados enfermeros apropiados"

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colegio enfermeria coruña victoria carral enfermeraA Coruña, martes 22 de febrero de 2022.- Antes de asumir el cargo de directora de Enfermería en el área de Santiago de Compostela y Barbanza en marzo de 2017, Victoria Carral estuvo al frente de la enfermería del área de Ourense, Verín y o Barco durante 8 años. Previamente había sido subdirectora de Enfermería y supervisora de área del hospital Santa María Nai, ahora integrado en el Complexo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO). 

Victoria Carral nos cuenta el balance de estos 5 años al frente de las enfermeras del área de Santiago y Barbanza, los grandes pasos que ha dado el sistema sanitario en general y la enfermería en particular, la impresión que le transmiten las nuevas generaciones o los retos que se marca para el futuro. 

Antes de ser directora de Enfermería en el área de Santiago de Compostela y Barbanza lo fue en la de Ourense. ¿Son dos realidades muy diferentes?

Una de las diferencias es que Ourense tiene menos población, el área de Santiago es mucho mayor y con una Atención Primaria menos dispersa. En Santiago tampoco tenemos tantos centros unitarios como en Ourense.

El de Santiago se diferencia del resto de centros de Galicia en que es un hospital clínico que tiene un instituto de investigación muy potente; cualquier enfermera que esté interesada en investigar puede hacerlo en cualquiera de los muchos proyectos que tenemos en marcha.

En general, se echa de menos más investigación enfermera. ¿Hay más oportunidades en el CHUS?

Quizás aquí haya más investigación enfermera porque tenemos más opciones. La comunidad médica del Hospital Clínico Universitario de Santiago realiza numerosos ensayos clínicos en los que habitualmente hay enfermeras, en ese sentido tenemos suerte. Es cierto que debería iniciarse más proyectos, pero entre la cantidad de trabajo que tenemos, la conciliación familiar, apenas tenemos tiempo. Aunque por lo menos aquí tienen la oportunidad de hacerlo.

Asumió el cargo en marzo de 2017. ¿Qué balance hace de estos años?

Estoy muy contenta y agradecida a los profesionales de enfermería y al resto de compañeros. Desde el primer momento el recibimiento fue estupendo; tengo muy buena relación con todos los jefes de servicio y esto es fundamental.

La enfermería de Santiago es fantástica. Las supervisoras y parte del personal están en continuo contacto con la facultad de Enfermería, muchas son tutoras y dan clase en la universidad. Me siento muy orgullosa, como también me sentía en el hospital de Ourense: tiene profesionales muy relevantes y una enfermería ante la que hay que sacarse el sombrero.

Pero sí es cierto que el Clínico de Santiago es un referente a nivel autonómico, nacional e internacional, con terapias innovadoras como CART-T, proyectos de investigación punteros, cirugía robótica…

Creo que es importante tener un hospital de referencia en Galicia, esto de tener un hospital a la puerta de casa no puede ser. Es una cuestión de coherencia y eficiencia: para intervenciones muy específicas debemos tener un centro que aglutine esas técnicas,  no tiene sentido tener a profesionales formados para realizar 4 o 5 intervenciones al año en cada hospital. La agrupación de los pacientes que necesitan tratamientos poco comunes en un único hospital da un empoderamiento al servicio, su calidad mejora en todos los sentidos y lo convierte en referente.

¿Le supuso un reto el cambio de hospital y de área sanitaria?

En muchos sentidos. Yo estaba muy cómoda en Ourense porque después de muchos años conocía el hospital y a prácticamente toda la enfermería. Fue una decisión muy meditada, pero al final acepté ser la directora de Enfermería de Santiago porque quería saber cómo se trabaja en un complejo con tanta relevancia a nivel nacional e internacional, cómo actuaba la enfermería y cuál era su papel. Además, siempre tengo la opción de volver a mi plaza, en Urgencias.

Hablando de relevancia y referentes, la vacunación en Galicia ha despuntado por su éxito a nivel nacional y europeo. ¿Qué hace destacar a la enfermería gallega?

Nuestras profesionales lo tienen todo. Además de directora de Enfermería, soy coordinadora de vacunas en el área, y en este proceso hemos visto más que nunca las virtudes de nuestras enfermeras: profesionalidad, conocimientos, implicación. Es muy raro que ante una situación como la que acabamos de vivir una enfermera diga no a un problema serio.

Es importante destacar la labor de Carmen Durán Parrondo, directora xeral de Saúde Pública, que ha sido clave en la llegada de vacunas a Galicia gracias a su gran implicación con el Ministerio de Sanidad. Sin dosis, nosotras no podíamos vacunar a la población. 

También hicimos una gran difusión de la vacunación porque al principio generaba miedo, angustia, era algo totalmente nuevo, había quienes leían en internet que los ensayos clínicos no habían cumplido con los plazos… Pero sin duda el tiempo nos ha dado la razón: las vacunas han salvado muchísimas vidas. Si no contáramos con los porcentajes de vacunación que manejamos a día de hoy, las residencias sociosanitarias en la sexta ola hubiesen vuelto a ser un cementerio.

¿Qué balance hace del proceso de vacunación?

Muy bueno. Me he rodeado de las mejores profesionales, tanto coordinadoras como miembros de los equipos. Las enfermeras ya estaban exhaustas antes de la vacunación, cuando el objetivo era dar respuesta a la elevada carga asistencial, pero también realizar pruebas de antígenos y PCR. Cuando empezó la campaña de inoculación llegamos a vacunar a 11.800 personas en un día en la Cidade da Cultura y estábamos todos a una.

Parte de ese equipo de vacunación eran enfermeras voluntarias.

Sí. El objetivo era que las enfermeras de Atención Primaria fuesen las encargadas de vacunar y también de coordinar el proceso. Pero llegó un momento en que necesitamos más profesionales y no podíamos seguir convocando a personal de Atención Primaria porque quedaba desatendida.

Se decidió en ese momento solicitar enfermeras del hospital y empezaron a anotarse para ayudar en vacunación. En ese sentido, nunca nos vimos en la situación de tener que dejar de administrar dosis por no tener personal de enfermería.

¿Es el colectivo enfermero especialmente solidario?

Por supuesto. El personal sanitario en general, pero la enfermería está hecha de una pasta especial. Las enfermeras son las cuidadoras a pie de cama y eso exige profesionalidad, pero hay muchos sentimientos de por medio: desde la tristeza cuando un paciente por el que has hecho todo lo posible y no evoluciona, al que sí lo hace y sientes una alegría tremenda cuando le dan el alta.

Es necesario recordar que una persona puede ser intervenida por el mejor facultativo del mundo, pero el resultado no será bueno si no recibe los cuidados enfermeros apropiados.

La enfermería es la profesión más bonita del mundo, la más colaboradora, sacrificada, la que está siempre ahí. Cuando las necesitas, las enfermeras siempre responden.

Lo han demostrado los últimos dos años, como también se ha visto que tienen capacidad de sobra para la autogestión. ¿Veremos a partir de ahora más enfermeras en puestos de gestión? 

Desde luego se ha demostrado que tenemos una gran formación. Cualquier enfermera podría estar en mi puesto y estoy segura de que lo haría estupendamente porque hace dos años que gestionan diariamente a todos los niveles.

Animaría a que las enfermeras asumiesen puestos de gestión si tienen la oportunidad, es una experiencia nueva, y si no les convence siempre pueden dejarlo, no es un puesto vitalicio. Tenemos que llegar a los puestos más altos de la sanidad.

Desde el Sergas se hace una buena valoración de la implantación piloto del XIDE. ¿Qué cambio supondrá para la enfermería su puesta en marcha?

Creo que ha sido una buena decisión y ya hemos propuesto varios centros de salud de nuestra área sanitaria para que se implante. 

El personal de enfermería de Atención Primaria ya tiene una gran autonomía pero podría ser mayor, y con el XIDE logramos más competencias para las enfermeras.

La Atención Primaria no pasa por su mejor momento. ¿Cuál es la situación de la enfermería en su área sanitaria?

Es cierto que necesitamos más enfermeras: tenemos una población más envejecida cada día que pasa y la enfermería de Primaria es fundamental para sus cuidados. Se han incrementado las plazas de enfermería familiar y comunitaria, el problema al que nos enfrentamos  ahora es que no tenemos especialistas.

La enfermería de Primaria tiene una función importantísima de promoción de la salud.

Para eso están las enfermeras en Atención Primaria, que es la entrada al sistema sanitario. Un paciente crónico cuidado en su entorno familiar y con un seguimiento de su enfermera de Primaria quizás no tenga que ingresar en un hospital. Este nivel asistencial nació para conseguir que el número de pacientes que acudan al hospital sea el mínimo. La hospitalización es nefasta para cualquier paciente, salvo en casos de extrema gravedad que sí lo requieran; es un trastorno para el paciente y para la familia.

En este sentido, la enfermería también tiene una función importante formando a los cuidadores, nosotras no podemos hacerlo todo. Es importantísimo que el cuidador o cuidadora sepa lo que tiene que hacer, pero eso tampoco quiere decir que dejemos toda la responsabilidad en manos de ellos, y menos cuando este y el enfermo están muy próximos en edad, y en edades muy avanzadas, 80-85 años.

¿Se creó HADO (Hospitalización a Domicilio) en su momento para dar solución a esta situación?

No exactamente. El médico y la enfermera de Atención Primaria pueden controlar la patología de, por ejemplo, un paciente respiratorio, pero que en algún momento la complejidad de la enfermedad exija otros cuidados. Ahí entra en juego HADO. Llevan a los pacientes paliativos en su domicilio, aquel que está, imagínate, hospitalizado con una úlcera compleja en un miembro inferior y cuyos cuidados puede seguir recibiendo en su casa, porque en el hospital solo va a ocupar una cama que seguramente necesitemos para pacientes más graves.

Es lo mejor que se pudo hacer en el sistema sanitario. Tenemos unos profesionales como la copa de un pino, tanto médicos como enfermeras, con un trato excepcional hacia el paciente. 

El único condicionante que tiene HADO es que los pacientes usuarios del servicio tienen que tener un cuidador. Los sanitarios ponen mucha medicación intravenosa en el domicilio, el paciente se queda con una vía puesta, con una administración de 12-24 horas y alguien tiene que vigilar eso. Por eso HADO no puede recepcionar a pacientes sin cuidador.

¿Cuántas personas son usuarias de HADO en el área sanitaria de Santiago y Barbanza?

No sé la cifra exacta, pero antes el radio de actuación no abarcaba el área completa. A partir del 1 de marzo el número de enfermeras del servicio se va a incrementar de 7 a 13 profesionales, por lo tanto vamos a conseguir atender a pacientes susceptibles de HADO de todo el área.

Como bien decía, HADO ha sido uno de los grandes avances de la sanidad pública. ¿Qué cambios ha visto en la enfermería a lo largo de su carrera profesional?

A nivel de formación, estamos a años luz de cuando empecé: a día de hoy tenemos enfermeras que son doctoras, que han dado grandes pasos a nivel científico; ha sido espectacular. 

En Atención Primaria la enfermería ha ganado muchísima autonomía. Bien es cierto que aunque seamos independientes en la consulta de Primaria se debe trabajar en equipo con el personal médico, porque redunda en un beneficio para el paciente. En los hospitales también somos más autónomas y algo que nos ha ayudado enormemente es la digitalización de los registros de enfermería, pero es el momento de afrontar nuevos cambios: ahora mismo hay una historia de cada paciente elaborada por el médico, por un lado, y por la enfermera, por otro, y tienen que convergir en un único perfil.

Unas líneas más arriba menciona que las enfermeras de Santiago están en continuo contacto con la universidad. ¿Qué impresiones le transmiten las nuevas generaciones?

Salen con una formación excelente porque las docentes son muy exigentes, hay gente buenísima. Pero creo que hay una parte de las enfermeras que vienen que no son conscientes de la carrera que han elegido, de lo sacrificada que es esta profesión y como afecta a tu vida personal y familiar. La enfermería además exige mucha empatía para cuidar correctamente a los pacientes. 

Es una carrera con mucha salida profesional y me da la sensación de que hay un porcentaje elevado de personas que la eligieron sabiendo que al terminar tendrían trabajo. Eso en nuestra profesión no vale, las enfermeras tenemos que estar reciclándonos constantemente, ampliando conocimientos, formándonos de manera continua, no es estudiar en la facultad y se acabó. 

¿Se ha perdido la vocación que tenía su generación? ¿O quizás haya una concepción menos clara de lo que implica la enfermería?

Yo creo que sí. Se viene comentando desde hace un tiempo que hay un mayor abandono de la profesión por las condiciones actuales, dificultad para conciliar familia y trabajo, y es verdad. Yo soy la primera que quiero que la enfermería, así como ha ganado reconocimiento profesional, lo tenga a nivel retributivo.

La enfermería en nuestro país tiene cosas buenas y malas. Si te vas a Reino Unido seguramente cobres más pero es un sistema sanitario muy diferente al nuestro, allí no existe la figura de la auxiliar de enfermería que es fundamental para nosotras porque nos liberan de parte del trabajo. 

Es una profesión que te tiene que atraer desde el primer momento porque exige una gran responsabilidad de cada una de nosotras: la evolución de una persona dependerá de cómo apliques los cuidados. Tienes la vida de una persona en tus manos y esa es una responsabilidad tremendísima, que lleva asociada una carga de estrés importante, y debes saber gestionarla.

Ahora que parece que el final de la pandemia está cerca, ¿qué retos se marca para el futuro?

En primer lugar, conseguir más enfermeras gestoras, un tema por lo que siempre hemos apostado en Santiago porque lo consideramos fundamental. Por otro lado, es importante ampliar la cartera de servicios a nivel de enfermería, como por ejemplo la terapia intravenosa, con una enfermera experta en colocación de diferentes catéteres, llamados PICC, a pacientes cuyo caudal venoso no admite un catéter base, fundamental para pacientes de oncología y de edades avanzadas. Esta terapia ya está preparada, lo que nos falta es desarrollar la logística para que la enfermera pueda ir por todo el hospital y que además tenga consulta propia en la que atender a los pacientes citados.

En este momento también estamos valorando las cargas asistenciales de las diferentes unidades para que los recursos vayan a donde sean necesarios. A día de hoy somos conscientes de que Urología y Otorrinolaringología tienen mucha carga. Es un proceso complejo que lleva su tiempo, pero es un objetivo que nos marcamos este año.

Estas son las líneas de actuación en las que me gustaría trabajar, pero por otra parte soy consciente de que este es un puesto de libre designación y no sé cuánto tiempo voy a estar en el cargo. Creo que esto es importante en la enfermería, adaptarse a las circunstancias, hoy se es directora de enfermería y al día siguiente enfermera de Urgencias y no pasa nada.

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