Enfermería geriátrica: “La demanda de enfermeras va en aumento, aunque la ratio sigue siendo muy baja”

ALFONSO HERMIDA
Comunicación Colegio de Enfermería de A Coruña
 

Dentro de un cuarto de siglo habrá más de 2.000 millones de personas mayores de 60 años, el doble que en la actualidad. La previsión es de la OMS. El envejecimiento acelerado de la población mundial convierte la enfermería geriátrica en un pilar fundamental de nuestro sistema. El cuidado especializado y holístico de las personas de edad avanzada y el envejecimiento activo e independiente convierten a las enfermeras especialistas en geriatría en profesionales imprescindibles para asegurar la dignidad de las personas en los años finales de su vida.

ALFONSO HERMIDA
Comunicación Colegio de Enfermería de A Coruña
 

Dentro de un cuarto de siglo habrá más de 2.000 millones de personas mayores de 60 años, el doble que en la actualidad. La previsión es de la OMS. El envejecimiento acelerado de la población mundial convierte la enfermería geriátrica en un pilar fundamental de nuestro sistema. El cuidado especializado y holístico de las personas de edad avanzada y el envejecimiento activo e independiente convierten a las enfermeras especialistas en geriatría en profesionales imprescindibles para asegurar la dignidad de las personas en los años finales de su vida.

En el Día Internacional de las Personas de Edad, que se celebra cada 1 de octubre, nos acercamos a la residencia pública Torrente Ballester de A Coruña para hablar con tres enfermeras. Silvia Mosquera trabaja desde hace un año en la Torrente Ballester. Antes trabajó 18 años en la de Oleiros. También en Oleiros estuvo Martina Lestón, que tras 15 años en ese centro recaló hace uno en la Torrente Ballester. La veterana de las tres es Isabel Yáñez. Ya lleva 34 años en la Torrente Ballester después de pasar 12 en la de Oleiros. Las tres son enfermeras especialistas en geriatría.

-¿Cómo envejecemos los gallegos de hoy en día? 

Isabel Yáñez.- Los gallegos solemos llegar muy bien a la tercera edad, salvo que suframos algún tipo de enfermedad crónica y que esta se agudice o que padezcamos algún tipo de demencia. Llegamos a una media de edad muy avanzada. La media de edad de nuestros residentes oscila entre los 90 y los 92 años, y más de la mitad tiene una buena calidad de vida. 

Martina Lestón.- La mayor parte de ellos sigue siendo activos. Tenemos 64 plazas de válidos y, pese a tener una edad avanzada, siguen realizando actividades en el gimnasio, de terapia ocupacional, salen fuera… Lo que llamamos envejecimiento activo. 

Silvia Mosquera.- Ahora se fomenta mucho la autonomía y el autocuidado de las personas mayores. De esta forma, se envejece en mejores condiciones. Son más las mujeres que llegan a una edad avanzada. 

-¿Cómo son vuestras guardias? 

IY.- Aquí funcionamos como un servicio de Medicina interna. Cuando cogemos el turno y te pones al día de las incidencias, empiezas a trabajar con extracciones de analíticas, curas, nebulizaciones, pasamos visita con la doctora, repartimos la medicación y nos dedicamos a los cuidados propios de cada residente. Cada uno tiene sus peculiaridades. Por la tarde, continuamos con las curas y la administración de medicación. Por la noche, básicamente nos dedicamos a la vigilancia de los residentes. Siempre pasa algo: alguien que tiene una insuficiencia respiratoria aguda, o un infarto, o alguien que tiene que ser remitido al CHUAC.

-¿Cuál es la ratio enfermeras/pacientes?

ML.- En enfermería geriátrica es muy baja. Hay centros que, a pesar de ser públicos, tienen solo una enfermera en el turno de mañana. Hay un caso como la residencia de Carballo, que es de válidos, que tiene enfermeras solo de lunes a viernes en turno de mañana. En el resto de turnos, quedan auxiliares. En nuestro caso, la ratio es mejor, pero aún así solo hay una enfermera para 96 residentes en el turno de noche.

IY.- La Xunta considera correcta esa ratio y nosotras no estamos de acuerdo en absoluto. Se necesitaría mucho más personal para tratar correctamente este tipo de pacientes.

-¿Cuál sería la ratio ideal?

SM.- Mínimo dos enfermeras de noche. 

ML.- Son pacientes que cada vez están más envejecidos porque, con la calidad de vida que tenemos hoy en día, cada vez la supervivencia es mayor. Eso supone también que tenga más patologías. Que una enfermera se encuentre sola ante una urgencia supone un riesgo para el paciente. Tener una compañera que te pueda asistir siempre es una ayuda.

-¿Cuáles son las habilidades que hay que tener para ser una buena enfermera geriátrica?

SM.- Sobre todo, la empatía con la gente mayor, la paciencia y las habilidades técnicas para prestar una asistencia de calidad.

-Longevidad, sobreenvejecimiento y soledad. ¿Cómo trabaja la enfermera estos grandes desafíos de este siglo?

SM.- Con una esperanza de vida tan alta y con un volumen de pacientes geriátricos y personas de edad avanzada que va a más, nos encontramos muchos casos de residentes sin familiares. Intentamos ser para ellos un apoyo, una familia que necesitan tener. Cuando cogen confianza con nosotras, nos buscan para hablar y nos cuentan sus cosas. 

IY.- Nos ven como un referente familiar. Nunca vamos a poder sustituir a las familias, pero sí intentamos que sus últimos años o su estancia en la residencia tengan un componente afectivo importante.

-¿Hay personas que prefieren fallecer en la residencia?

IY.- Hay muchos residentes que consideran que su casa es esta y no quieren salir a un medio hostil como puede ser un hospital. Son conscientes de su edad, de sus patologías y nosotros, con la ayuda de HADO y de la Unidad de Crónicos complejos, les damos aquí las atenciones para sus últimos días.

-¿Cómo es la relación con las familias?

SM.- Buena y cercana, aunque si hay algo que hablar con los familiares suele hacerlo la trabajadora social. En Enfermería, con lo que nos encontramos muchas veces es con que las familias no entienden el proceso natural de la enfermedad que sufre una persona mayor. A lo mejor vienen a visitarlo tal día como hoy y lo encuentran en una situación determinada. Tardan como un mes en volver y se encuentran que la situación de su familiar es otra. Les cuesta entender que es el proceso natural de la patología que esa persona tiene.

-¿Cómo se vive desde dentro el proceso de las familias por conseguir una plaza en una residencia como esta? 

ML.- Es bastante difícil conseguir una plaza en Galicia. Tenemos una población envejecida y el número de plazas públicas es muy escaso. Deberían construir más centros con plazas públicas. Para acceder a una plaza privada, el esfuerzo económico de las familias es tremendo. Aquí ingresa una persona cuando fallece otra. Normalmente, ingresan personas con recursos muy bajos y mucha patología. Las personas con ingresos medios, que es lo que nos vamos a encontrar a partir de ahora, se van a quedar fuera cuando les llegue el momento de acceder a una plaza en una residencia pública. ¿Razón? Porque no tendrán ingresos tan bajos como para acceder a una plaza pública, ni tampoco una pensión suficiente para optar a una plaza privada, que está carísima. Va a ser un reto para Galicia conseguir plazas de este tipo para la población.

-¿Cómo han cambiado los cuidados enfermeros en los últimos 20 años?

IY.- Son totalmente distintos. Hace dos décadas se fomentaba que la persona mayor permaneciera en su casa con los cuidados familiares. Hoy en día, el acceso a residencias, aunque restringido, fomenta la independencia personal, que los mismos pacientes puedan manipular y gestionar las actividades diarias siendo ellos mismos, pero dentro de una residencia que viene a ser su casa. 

-¿Cuáles son las perspectivas laborales de la especialidad?

SM.- Buenas. El envejecimiento de la población, el descenso de la natalidad y la mayor esperanza de vida influyen para que así sea. Hay una demanda en aumento de enfermeras geriátricas. El problema es que hay mucho desconocimiento. Necesitaríamos mas colaboración en ese sentido por parte de la Escuela de Enfermería, que los enfermeros pudieran rotar por servicios de geriatría como ocurre en otras áreas. Si los profesionales vinieran a trabajar a estos centros, les gustaría.

-¿Hay carencias de profesionales? ¿Hay relevo entre las enfermeras que llegan al mercado laboral?

ML.- Ahora mismo, la gente que está anotada en las listas de la Xunta es muy escasa, entre otras cosas por desconocimiento. Sí consideramos que puede haber relevo si se fomenta el conocimiento de la enfermería geriátrica tanto desde la Universidad como desde el Colegio de Enfermería. Lo que vemos en este centro con las coberturas que vienen en verano es que, una vez que prueban la especialidad y ven cómo trabajamos en centros como éste, tienden a volver en coberturas posteriores. Una vez que conocen el tipo de trabajo que hacemos, desde preventivo a asistencial en colaboración con otros departamentos como HADO o la Unidad de Crónicos, ven atractiva la especialidad y ahí sí que se ve que puede haber ese relevo generacional.

-¿Llegaremos a ver a una enfermera en la dirección de una residencia como esta?

ML.- Confiamos plenamente en que sí. Siguen siendo puestos de confianza que habitualmente, debido al techo de cristal, siguen ocupados por hombres, pero la Enfermería está cada vez más profesionalizada. Tiene su especialidad y confiamos que, ya que las mujeres somos mayoritarias en esta profesión, lleguemos a ocupar en el futuro la dirección de centros como éste. Actualmente, en la residencia asistida de mayores de Oleiros, tenemos como director a un enfermero, que trabajó muchos años en la Torrente Ballester. Esperemos que haya muchos más.

-¿Cómo veis la especialidad dentro de una década?

IY.- Espero que la enfermería en general y, en particular, la enfermería geriátrica, que desgasta muchísimo, tengan un coeficiente reductor o, por lo menos, la posibilidad de una jubilación anticipada. Hay enfermeras muy mayores que atienden a pacientes muy mayores. 

SM.- Desde el punto de vista del paciente, nos vamos a encontrar a un usuario con un perfil totalmente diferente. Serán personas acostumbradas a las tecnologías y que se informan también en internet.

ML.- Esperamos que siga existiendo una formación activa de la enfermera, que mejoremos tanto en protocolos de intervención como en la realización de técnicas y, sobre todo, que se presten los mejores cuidados posibles, los que merece la ciudadanía que lleva toda la vida trabajando y que acceden a este tipo de centros en la última etapa de su vida para tener un envejecimiento lo más activo posible y, sobre todo, de gran calidad. 


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