La Enfermería escolar, la gran olvidada en la 'vuelta al cole' en plena sexta ola

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La pandemia de la COVID-19 ha puesto sobre la mesa que, más allá de las posibilidades oficiales que brinda la prueba de enfermero interno residente (EIR), existen 'especialidades' que, si bien no están reconocidas por el Ministerio de Sanidad, tienen una gran relevancia con el paso de los años. Una de las más destacadas a raíz de la crisis sanitaria ocasionada por el SARS-CoV-2 es la de Enfermería escolar.

Los resultados revelan que aquellos colegios e institutos que, durante el curso escolar 2020-2021 contaron con este perfil, pudieron definir circuitos e instauraron unas medidas preventivas eficaces para hacer frente a la COVID-19, todo ello basado en la evidencia científica de primera mano.

Sin embargo, y pese a las reiteradas peticiones de la Plataforma Estatal de Enfermera Escolar, en el marco de la vuelta al cole y en plena sexta ola marcada por la variante ómicron, los consejeros de Sanidad y Educación de las comunidades autónomas se resisten a apostar por una figura que beneficia, no solo al alumnado, sino a madres y padres, profesorado y al conjunto de la comunidad educativa.

Para la plataforma, el motivo que está detrás de la inacción política es "meramente económico", si bien el gasto de implantar una figura plenamente consolidada en países, como el Reino Unido, Francia o Estados Unidos, es únicamente de unos 16-20 euros al año por habitante.

"Un coste insignificante si se compara con los beneficios en salud y también en sostenibilidad del sistema sanitario que supondría contar con una enfermera o enfermero, en el actual escenario de pandemia y en cualquier otro periodo, en todo lo relativo a procesos de salud que se pueden prevenir, como la obesidad, la diabetes tipo 2, patologías respiratorias, consumo de tabaco, alcohol y sustancias estupefacientes", advierten desde la plataforma.

Es preciso recordar que las enfermeras escolares resultan cruciales para asegurar que se cumplen con las medidas preventivas a la vez que realizan una labor de vigilancia epidemiológica de primer orden, para detectar a los alumnos o profesores con síntomas, proceder al aislamiento y al rastreo de los contactos, además de, lógicamente, atender cualquier eventualidad en materia de salud que pueda surgir en el centro.

Asimismo, juegan un papel determinante a la hora de la atención directa en casos sospechosos, coordinación de los contactos estrechos de los niños contagiados, priorizando la educación sanitaria y para la salud tan relevante en estas edades y en esta situación de pandemia. Esta enfermera escolar, como miembro de la comunidad educativa y personal sanitario cualificado, ha ocupado el rol de coordinador Covid, que ha sido esencial para la planificación de la reapertura de los centros observando las medidas sanitarias pertinentes.

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